Hoy traigo un libro que no habría reseñado si no fuera porque la premisa de la novela es la misma que mi novela «Superviviente«. Y sólo por eso, merece que cuente un poco sobre esta novela de la británica Bethany Clift, que es, además, su primer libro.
Nada mejor que el prólogo del propio libro para saber de quien estamos hablando cuando decimos «La última mujer sobre la tierra».
Nuestra protagonista, una mujer anónima de treinta y seis años, siempre se ha considerado feminista, si eso incluye no poder cambiar un enchufe, ser incapaz de tomar sus propias decisiones y ser crónicamente dependiente de sus padres y su esposo, James. Sus amigos y familiares siempre han sido un colchón para su ansiedad y, de alguna manera, se ha encontrado a sí misma llevando la vida que quieren para ella, en lugar de la que ella quiere. Sin ellos, en un mundo de ciudades en llamas, cadáveres en descomposición y gaviotas devoradoras de hombres, carece de métodos básicos de supervivencia.
«La última mujer sobre la tierra», de Bethany Clift
Y sí, la protagonista cuyo nombre no me acuerdo si se menciona en algún momento (yo, al menos no lo recuerdo), es una persona sin ningún tipo de habilidad que pudiera suponer una ventaja en un mundo postapocalíptico.
De hecho, es una inútil total. La autora aquí ha conseguido que nos pongamos nerviosos ante tanta falta de pericia y despreocupación. A mí, personalmente, este tipo de personas me sacan de quicio y si la autora ha conseguido que odiara a la protagonista es que ha conseguido muy bien darle esa personalidad.
La superviviente del holocausto, que ha sido iniciado en una localidad estadounidense llamada Andover, Kansas, se pasará buena parte de las primeras semanas borracha, drogada con tranquilizantes y poniéndose hasta arriba de dulces y mierdas parecidas.
Es una mujer con problemas de autoestima, dependencia emocional y frágil personalidad que afronta el fin del mundo tal y como haría una persona así: derrumbándose y metiendo la cabeza debajo de la almohada para no sentir y comprobar que no hay nadie más en el mundo.
Hasta aquí creo que me gustó según iba leyendo.
Aunque, como digo, la premisa es muy parecida a mi novela Superviviente, el libro de Bethany Clift tiene otro tono radicalmente distinto. O mejor, un par de tonos distintos. Y no precisamente me gustaron.
Me explico.
En «La última mujer sobre la tierra» apenas hay muertos por las calles, coches atascando las carreteras o problemas de luz y agua corriente. De esto último al menos hasta mitad del libro.
No hay sangre, o no demasiada, tampoco aventuras al uso de un sobreviviente a una catástrofe y los pocos momentos angustiosos duran poco. Ideal para lectoras de lo romántico que no quieren sufrir demasiado con aventuras sangrientas que leerían sus maridos.
En un momento del libro, al final, ocurre un hecho transcendente que ella debe afrontar en solitario, y la autora lo desarrolla muy bien, pero al final prefiere no contarlo de una manera muy detallada y, una vez más, ahorra a sus lectoras, o lectores, tener que leer algo demasiado fuerte.
Nada que ver con mi novela, o con los relatos a los que estamos acostumbrados del mismo tema.
Además, a veces parece una novela de comedia, otras de esas románticas de portada edulcorada y a ratos pasa a ser dramática, aunque nunca sin profundizar en ninguno de los tres géneros. Así que la novela, a mi parecer, adolece de un tono más uniforme.
Hay dos relatos en este libro: el de después de que todo se derrumbe, y el de su vida amorosa anterior.
Lo que si está claro es que intercalar los retazos de su vida pasada con lo que le está pasando en aquel apocalipsis a mí no me ha gustado nada. Aunque reconozco que a cierta parte, si no toda, de sus lectores o lectoras más bien, será la mejor parte. De cómo la protagonista ha acabado donde empieza en realidad la novela, al punto de partida. Y explica, eso sí, la conducta errática y sus vaivenes emocionales.
No nos engañemos, pensé que esta novela era más parecida a un relato postapocalíptico al que estamos acostumbrados, pero no es más que una novela romántica con tintes catastrofistas. Tiene su público, no lo dudo, y será mayoritariamente femenino, pero yo no lo soy.
Lo siento, pero esto es así.
Me entretuvo al principio, cuando todo se va al carajo en un Londres que, extrañamente, se va a la mierda muy pacíficamente. Incluso cuando la protagonista se hace con varios coches para ir hacia Escocia. Allí acabará atascada por la nieve y tendrá que, sí, sobrevivir por fin.
Eso y algunos momentos puntuales más. El resto no me entusiasmó.
¿Recomendaría esta novela? Pues si te ha gustado mi novela y te gustan los relatos duros y con poco «azúcar», entonces no te la recomiendo. Pero si quieres saber el punto de vista de una mujer con problemas de ansiedad en un mundo postapocalíptico suave, sin muchos sobresaltos, entonces sí.
Yo la he leído, y aunque en líneas generales no me ha hecho tilín, al menos tiene partes que merecen la pena. Aunque no la releería de nuevo, eso sí. Pero ha sido curioso leerlo.
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