El 12 de octubre de 1972, un avión uruguayo que transportaba a un equipo de rugby se estrelló en plena cordillera de los Andes, a unos 3.500 metros de altitud y sobre una espesa capa de nieve. Diez semanas después, y cuando prácticamente se había descartado la posibilidad de hallarles, dieciséis de los cuarenta y cinco viajeros fueron hallados vivos. La tragedia, o el milagro, de Los Andes se convirtió en la noticia del año.
Supongo que no hará falta que les recuerde aquella tragedia de un avión uruguayo en los Andes chilenos. Bueno, pues lo haré.
Si han visto la película tampoco les resultará demasiado desconocido este episodio, puesto que se basa en este libro que este escritor británico realizó de aquella aventura: Viven. La tragedia de los Andes, de Paul Piers Read.
Para ello se entrevistó con los supervivientes (algunos de los cuales no quedaron muy conformes con lo escrito), leyó los diarios, notas y demás papeles de la época.
Vamos, trabajo de investigación de los de antes de que existiera Google y la Wikipedia. Cuando los escritores y periodistas tenían que llamar por teléfono o visitar a la persona en cuestión. En fin, eran otras formas de hacer las cosas.
Bien, el libro narra de manera minuciosa, los pormenores de aquel medio centenar de personas (un equipo de rugby y sus familiares) que contrataron un avión de la fuerza aérea uruguaya. En el accidente sobrevivieron veintiséis personas.
Luego, un alud y las fatigas y heridas de algunos, menguaron la cifra hasta los 16 supervivientes finales que lograron aguantar 72 días en unas condiciones francamente difíciles.
Ya sé lo que esperan. Tengan paciencia y ya comentaré lo de la antropofagia. Qué morbosos… ;)
Canibalismo en la montaña
La película homónima sigue solamente el periplo de aquellos jóvenes en la montaña, saltándose lógicamente muchas situaciones que se dieron y que recoge el libro.
En 90 minutos de metraje no se puede poner todo y eso se entiende. Lo que no comprendo es la poca relevancia que dieron al hecho de que tuvieron que comer carne humana para sobrevivir.
Vale, supongo que prevalecía lo políticamente correcto y en la peli apenas sale algo de aquello. Aunque fue el tirón de la película, apenas hay alguna escena subido de tono y prácticamente se le da protagonismo a la aventura.
No es que yo sea un morboso pero si aquellos 16 chicos sobrevivieron fue porque se comieron a sus antiguos compañeros. Ni más ni menos.
El libro muestra todo aquello mucho mejor. No lo hace desde un punto de vista tétrico o aleccionador. Simplemente vemos a unas personas que se ven en la tesitura de tener que hacer algo considerado socialmente como lo más aberrante o morir. Así de simple.
Viven. La tragedia de los Andes recoge aquella primera decisión, las reticencias lógicas a consumir el cuerpo de unas personas que hasta hacía unos días estaban vivas como ellos. Algunos se negará, pero al final todos tendrán que comer.
Es curioso que cuando dan el paso aquello se torna en algo cotidiano y aceptado. Tanto que a escondidas muchos de ellos hurtarán trozos de carne para intentar aumentar en algo la exigua ración diaria. Porque, aunque disponían de cuerpos, eran muchos y no sabían cuánto tiempo tendrían que estar en esa situación.
Y aceptaron aquello tan bien que, literalmente, se comieron multitud de cadáveres hasta los huesos (vísceras, pulmones, cerebros e intestinos incluidos). A falta de vitaminas debían consumir el hígado y todo ello crudo porque así no se perdían proteínas por el fuego.
Incluso llegaron a hacerse unos calcetines… ¡con piel humana! Es un poco incómodo leer que alrededor del avión, cuando ya se habían ido Canessa y Parrado a buscar ayuda hacia el este, había multitud de huesos, cráneos y restos humanos como si fuera una cueva del neolítico.
Cuando llegaron los helicópteros de rescate se tomaron muchas fotografías que luego fueron filtradas a la prensa más sensacionalista, entre ellas una pierna semi devorada que asustó a medio mundo e hizo circular una leyenda de que los supervivientes se habían ido matando unos a otros para comerse. Los chicos debían haber limpiado un poco todo aquello y se hubieran ahorrado muchos disgustos posteriores.
El espíritu de supervivencia los mantiene vivos
El libro nos cuenta eso, pero también los miedos, las rencillas, la camaradería y la espiritualidad que vivieron en aquellas montañas. Veremos la terrible forma de sobrevivir los primeros días, los peores. Los preparativos para las expediciones que varios de ellos debían hacer en busca de ayuda y por fin, el viaje de dos de ellos a través de las montañas.
El libro está muy bien relatado y en seguida empatizamos con esos jóvenes, sufrimos con ellos sus carencias y hasta rogamos que venga alguien a recatarlos. Y hasta pasamos hambre ;)
A diferencia de la peli, en el libro también sigue a los padres de aquellos jóvenes, que lo intentaron todo por encontrarlos cuando todo el mundo los dio por perdidos. Incluso contrataron un vidente. Y es que, me pongo yo en la situación, y qué no haría un padre por su hijo. Todo.
Es un acierto que Paul Piers Read haya relatado también eso, al igual que los detalles algo más escabrosos, para que nos demos cuenta de la dimensión de la tragedia.
El escritor narra las dificultades de los helicópteros de rescate y la rehabilitación en el hospital, que por cierto, fue bastante breve porque los chicos, aún estando delgados y faltos de vitaminas, no estaban en estado crítico como podía pensarse. La dieta era monótona pero nutritiva.
Como el equipo de rugby provenía de un colegio católico (privado) los chicos se pasaron mucho tiempo rezando y rogando a Dios que les salvara. Es curioso como siempre se da las gracias a Dios por un rescate y no se le maldice por haber tenido el accidente ;) Supongo que aquella gente, con tantas privaciones y sufrimientos, sólo les quedaba el rezo como consuelo.
En definitiva, el libro está bien. Se lee de un tirón y es una buena muestra de lo que puede hacer el ser humano para sobrevivir. Somos como las cucarachas a la hora de hacerlo XD
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