El problema de autocensurarse escribiendo

El problema de la autocensurarse escribiendo hace que la literatura se resienta y que todo lo que leamos sea asquerosamente correcto. Esto es lo que pienso.

El autor Ángel Sanchidrián hacía hace un tiempo esta interesante reflexión en Twitter:

En el mundo actual online (sobre todo) donde todo el mundo se ofende por todo, muchos autores se han autocensurado para que alguno no le repruebe una supuesta conducta de un personaje de su novela.

¿A dónde vamos a llegar? La censura nos va comiendo, nos quita terreno y eso es muy peligroso.

Primero por la represión que eso conlleva, y segundo porque corremos el riesgo de terminar con la cultura, dejando que las novelas, el cine y cualquier otra expresión cultural tiendan a ser políticamente correctas para no ofender a nadie, para no molestar y terminen así siendo todas iguales y uniformes.

El colono
1,49 €
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Género ciencia ficción - space opera
Unas 150 páginas
Superviviente
1,49 €
Formato digital
Género postapocalíptico
Más de 600 páginas
El poder
0,99 €
Formato digital
Género comedia romántica fantástica
Cerca de 50 páginas

Creando así una cultura digerible, que pueda ser disfrutada desde un niño pequeño hasta un anciano, sin que nadie entre medias se sienta mal por estar leyendo o viendo algo que le pueda ofender.

¿Es exagerado? ¿Os imagináis un mundo así? Hay novelas que ya lo predijeron hace tiempo, no es nada nuevo. Lo peor es que parece que nos vamos dirigiendo, paso a paso, hacia esa clase de sociedad. La propia gente parece que lo va pidiendo.

Novela 1984
Con tanta tontería… A esto vamos, y lo sabéis.

Y, ojo, que a algunos autores profesionales ya les están incluyendo cláusulas para que no metan la pata.

¡El mundo está muy mal! ¡Necesitamos que nos pongan en vereda! ¡Necesitamos a una persona fuerte que acabe con la corrupción y con el libertinaje!

No os riáis, que hay gente que piensa así. Yo tuve un par de compañeros de trabajo que, sin rubor alguno, me decían que en este país faltaba mano dura.

Ahí entramos en otro terreno que da para comentar largo y tendido en otra ocasión. A lo que voy es que yo, al menos, no me he autocensurado nunca.

Bueno, miento.

Todos los que escribimos nos autocensuramos alguna vez. Pero yo, cuando lo he hecho, ha sido porque lo que tenía en mente no iba a cuadrar con la historia, no porque alguien lo fuera a leer y se molestase. Eso sí que no lo he hecho nunca.

Me explico. Si habéis leído Superviviente (os la recomiendo, y no es porque yo la haya escrito ;) sabréis que tiene un punto un poco truculento, con algunos pasajes casi gore. Vamos, un tanto desagradables para los más susceptibles. A mi público objetivo esto les encanta, pero quien no lo sea puede parecerle muy violento.

Si yo hubiera pensado en todo el mundo cuando la escribí, mi novela sería muy diferente. Si hubiera pensado en esos lectores más impresionables me hubiera cortado de escribir lo que escribí, pero no lo hice.

¿Por qué?

Pues porque la novela pide esa clase de comportamientos en ciertos personajes. Si yo me inhibo Superviviente se hubiera quedado cojo. Y ahí sí que mi lector ideal hubiera pasado de mí.

Otro tanto pasa con lo tocante al sexo. No es que mis novelas sean del estilo de esas para señoras que últimamente proliferan (ya sabéis, con muchas páginas subiditas de tono), pero sí es cierto que en El Colono, y en menor medida en El Poder, hay algunos pasajes un poco calenturientos. Podía habérmelos ahorrado si pensaba que quien lo leyera se iba a ofender.

Esto de autocensurarse por lo que puedan pensar, es claudicar ante ese lector ofendido que considera que nosotros, como autores, somos en realidad los verdaderos protagonistas de la novela.

Porque una cosa es que lo escrito tenga un poco de un autor y otra es pensar que lo plasmado es la forma real de ser del escritor.

Si yo tengo un personaje que apalea perros porque es un malnacido o simplemente porque odia a los perros, eso no quiere decir que yo, como autor, piense lo mismo y en mi vida real fantaseé que torturo al caniche de la vecina o vaya dándole patadas en el peludo trasero de cuanto perro se me cruce por la calle.

Sé que la mayoría de la gente (menos mal) ni se le pasa por la cabeza este estúpido razonamiento, pero a la vista está que sí hay algunos que no solo lo piensan, sino que piden responsabilidades al autor por el comportamiento de su personaje.

Y es que tamaña majadería sólo puede darse en una sociedad como la actual, en la que todo el mundo puede opinar de todo y además querer tener razón siempre.

Siempre hubo gente así, lo que pasa es que hoy en día lo tienen muy fácil para dar a conocer su (retorcida) forma de pensar. Basta con que pongas un tuit o lo publiques en el muro de tu facebook para que, si hay suerte y das con otros como tú, se vuelva viral. Véase a la gente que piensa que la tierra es plana.

meme terraplanista
¡Y además que sí!

Yo tengo la teoría de que las redes sociales nos han hecho, además de más blanditos, más radicales. Algún famoso escritor piensa que nos estamos haciendo imbéciles, lo cual también es posible que sea cierto.

Ahora hay unos extremos para todo. O estás conmigo o contra mí, parece que es el lema de muchos tuiteros y similares. Y, chicos, la vida no es así.

Moraleja, para ir acabando: ¡Nunca te autocensures por lo que puedan pensar! ¡Que le den a los que se ofenden! Más vale que escribas las mayores aberraciones posibles a que dejes de hacerlo porque lo pueda leer la Asociación Contra (aquí pon lo que quieras) y te ponga a parir en las redes.

¡Un poco de dignidad, coño! (No iba a poner el taco, pero no me voy a autocensurar a estas alturas, ¿verdad?)

Interacciones con los lectores

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