Hoy os traigo un cómic con solera (desde 1994) y que ha estado publicándose hasta el 2020. Hablamos de la saga de los Mundos de Aldebarán, del dibujante brasileño Leo (Luiz Eduardo de Oliveira).
¿Qué tenemos aquí?
Pues ni más ni menos que cinco ciclos de buen cómic de ciencia ficción. Cada uno de esos ciclos corresponden a unos cuantos álbumes que se desarrolla normalmente en un planeta distinto.
Es por lo tanto una obra muy larga: 26 álbumes en total (de momento). En general todos de magnifica factura aunque con algunos matices, como detallaré más adelante.
Los mundos de Aldebarán es una magnífica obra, eso no puedo negarlo. Tiene todos los ingredientes que me gustan del género: exoplanetas por descubrir, portales interdimensionales, personajes principales con carácter, en este caso la protagonista casi absoluta de la obra es Kim Keller, quien empezará como una cría de trece años en su planeta natal de Aldebarán y en el transcurso de los ciclos se convertirá en una mujer con una madurez más propia de personas de más edad y que ella ha adquirido en parte gracias a una ayuda extraterrestre y en parte por sus aventuras que se suceden una tras otra.
No voy a contar de qué va cada ciclo porque sería demasiado. Podéis acudir a la sempiterna wikipedia donde hay un artículo sobre el mismo.
Sí os contaré que en líneas generales va sobre los habitantes de un exoplaneta llamado Aldebarán, donde la humanidad ha establecido colonias desde poco más de un siglo y donde empiezan a sucederse fenómenos extraños.
En este mundo hallarán una nueva criatura que desafiará toda lógica y que se convertirá en el hilo conductor de toda la saga.
En este primer ciclo conoceremos a los protagonistas de la historia: Kim Keller como ya hemos comentado, pero también está el rubio Marc, su futura pareja (y ex pareja) y el estrambótico vejete llamado Pad que siempre les saca de aprietos y les mete en otros.
Luego habrá más protagonistas, muchos más, quizás demasiados personajes, pero en los diferentes ciclos se van yendo y viniendo y la verdad es que los verdaderamente importantes son los que he mencionado.
Bueno, hay otro muy importante pero prefiero no decirlo para no destriparos nada importante. Este personaje aparecerá poco, pero cuando lo haga será fundamental en la trama y será quien vaya rellenando, con sus explicaciones, aquellos misterios que vamos acumulando.
El caso es que irán pasando los años, las situaciones más o menos inverosímiles y los exóticos escenarios, pasando además de Aldebarán a los planetas Betelgeuse, Antares y otro muy random que sólo tiene un nombre con siglas.
Incluso, Kim estará también un breve tiempo en la Tierra, pero la mayor parte de la trama se desarrolla en esos exoplanetas.
En el cuarto ciclo, llamado Supervivientes (ja, Superviviente mola más) dejamos de lado durante cinco álbumes a Kim, Marc y compañía para cambiar de protagonistas por un grupo de muchachos.
Se trata de unos náufragos (iban al planeta Aldebarán) que acaban en un planeta muy extraño donde se sucederán los imprevistos y los problemas que ocasionarán unas singularidades cuánticas de lo más caóticas malignas.
En un principio pudiera parecernos que, aunque la trama transcurre en el mismo universo de Los mundos de Aldebarán, no tiene nada que ver con lo que nos han contado hasta ahora, pero en realidad tiene bastante, así que no os lo saltéis porque en el último ciclo, el de retorno a Aldebarán, tendrá mucha importancia lo que allí les pase.
Por cierto, se nota (o al menos a mí me ha parecido) que en este último ciclo, el más corto con sólo tres álbumes, hay un notorio cansancio tanto del dibujante como de la historia, que va muy rápida para precipitarse a un final un poco abrupto para mi gusto. Ya digo que hasta el dibujo parece de menor calidad, aunque siempre sin desmerecer la obra en su conjunto.
El propio Leo nos cuenta en el prólogo que ha puesto a un nuevo colorista como ayuda. Y es que este hombre estaba enfrascado en unas cuantas obras más.
No sé, quizás por eso me ha parecido como que han querido hacer en tres tomos lo que antes hacían en cinco o seis. Es posible que tantos años con esta saga haya pasado factura a sus creadores y hayan decidido terminarlo de una vez, como fuera.
Las cosas buenas de esta saga son su indudable calidad de su trama, con un guion que a veces, eso sí, cae en lo pueril en algunos diálogos, sobre todo relacionados con el sexo.
A veces es sonrojante el modo en que nos meten a señoritas desnudas sin venir a cuento como si fuera una película española de la época del destape. O diálogos más propios de adolescentes calenturientos.
Una muestra:
Vamos, que no soy ningún mojigato, pero se nota que la editorial, o por muto propio, han creído necesario meter chicha porque ya se sabe el dicho, tiran más dos… y tal. No son todos los momentos, claro, pero cuando salen se ve a la legua y dejan un regustillo que no se merece esta gran serie.
Otro punto que no me ha gustado, por lo inverosímil, es que todo el mundo se enamora de Kim. Bien, la chica es mona (o no, para gustos los colores) pero no es de recibo que hombres (y hasta alguna mujer) caigan rendidos ante esta chica con tanta facilidad.
De hecho, creo que el autor Leo se da cuenta de que se ha pasado y en una de sus viñetas lo señala la propia protagonista.
Os pongo la viñeta:
Como ocurre con las series largas, hay un vaivén de calidad en el guion y dibujo. Ya digo que el ciclo de Retorno a Aldebarán a mí no me pareció demasiado bien llevado, pero en los números anteriores hay veces que la historia se alarga demasiado, con situaciones que se hacen un poco repetitivas.
El tema de los gobiernos locales corruptos, por ejemplo, es utilizado varias veces y luego vemos que todo se soluciona demasiado rápido. Así como personajes que aparecen (y se enamoran de Kim, jaja) y mueren o se buscan a otra pareja.
No me entendáis mal cuando comento estos fallos. En líneas generales es una magnífica obra. Muy recomendable y sin duda de lo mejorcito que podéis leer de ciencia ficción más o menos realista.
Porque lo que de verdad me atrajo de esta serie fue la posibilidad de visitar unos mundos ajenos a la Tierra, pero a su vez tan parecidos. Y es que se nota que Leo, el autor, se lo ha pasado bien ideando estas naturalezas extraterrestres, con una flora y una fauna extrañas pero a la vez familiares.
Es una gozada la cantidad de seres alienígenas que descubriremos, algunos francamente originales y con su trasfondo. Por ejemplo, si hay unos herbívoros con muchas defensas es porque en aquel entorno hay unos depredadores peligrosos. Vamos, que todo parece bien pensado.
Incluso en el exoplaneta Betelgeuse hay una curiosa y original simbiosis entre un ser que «fabrica» una especie de pilas energéticas para otros seres, carentes de boca y aparato digestivo (de ahí que necesiten una pila que les proporcione energía) a cambio de que estos le consigan frutas para subsistir a tan enorme e inerme criatura que de otro modo no podría alimentarse.
En el último ciclo «Retorno a Aldebarán» descubrimos un portal interdimensional. Me llamó mucho la atención porque su funcionamiento es muy parecido al que se da en mi novela El Colono.
Y no sólo eso, en uno de los apéndices del primer ciclo encontré un gráfico de un dispositivo para proporcionar energía ¡que yo había pensado hace tiempo para una futura novela!
Me alegra comprobar que en cuestión de inventiva sigo los pasos de un grande como Leo. Al menos a pequeña escala, claro.
En definitiva, yo lo leí hace ya unos años, pero guardo muy buen sabor de boca. Es posible que me anime un día a releerlos todos de principio a fin, seguro que descubro algo nuevo y también estoy seguro de que no me defraudará.
Este autor tiene unas cuantas sagas más, realizadas algunas con guion de Rodolphe. Varias de ellas las he leído y son igual de buenas: El ciclo de Kenya, Namibia y Amazonas; Centauro o Mermaid Project entre otras son también muy recomendables.
Y hasta aquí puedo leer. Si os gusta la Ci fi pero sin demasiada parafernalia tecnológica, o si os gustan los personajes que van creciendo tanto emocional como físicamente en el transcurso de los álbumes, esta es vuestra serie.
Dadle una oportunidad. Si leéis el primer ciclo y no os llama, dejadlo. Pero si os ha gustado seguid con los demás, pues la cosa mejora más y descubriréis nuevos mundos que os deleitarán.
Actualización
Parece ser que hace unos años salió un nuevo ciclo, el sexto, llamado «Neptuno«, que consta de sólo dos álbumes y que nos vuelve a traer a Kim, Marc, Alex y Manon.
Estos dos últimos son dos de los protagonistas del ciclo de «Supervivientes», algo que no entiendo porque son dos personajes planos, sin carisma, aburridos a más no poder, sobre todo la chica.
Este es un fallo de Leo y sus personajes, que si bien tiene algunos bien traídos, como Kim, aunque es muy extraño como ya he dicho que casi todo el mundo quede prendado de ella, y otros son sosos hasta decir basta.
De hecho, Marc empezó siendo un buen personaje pero que ha acabado siendo un secundario más, que aparece para alguna misión y se liga a alguna señorita, bueno, en los últimos ciclos ya ni eso y acaba siendo de nuevo pareja de Kim, como no podía ser de otro modo. Muy desaprovechado para lo que prometía este chico.
Este ciclo de Neptuno me ha gustado más que el anterior, a pesar de ser aún más corto, pues con dos álbumes no se puede desarrollar mucho la historia, pero quizás por eso mismo me ha gustado más, porque ha ido al grano, ha prescindido de las tediosas historias de amores y desamores que lastraban un tanto los ciclos anteriores, y en vez de desarrollar la trama de nuevo en un exoplaneta, el autor nos lleva a una misteriosa y enorme nave-mundo que ha aparecido en la órbita del planeta Neptuno, de ahí el nombre del ciclo.
Allí Kim y Manon tendrán que descifrar el misterio, que ya os digo que no está mal a pesar de que a veces está un poco pillado de los pelos, pero es ameno y no necesita de enseñar pechos sin venir a cuento para atrapar al lector en su lectura.
Y por lo que parece, todavía queda recorrido a esta serie, pues en Francia ha salido recientemente (hablo de 2024) un nuevo ciclo llamado: Bellatrix, que sería el séptimo de la saga y del que no se sabe todavía mucho. A ver si cae en mis manos y sigo actualizando esta entrada.
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